¿Por qué escribí ‘Lexie, la niña que cambió el mundo’?

Cuando me convertí en padre, cambié los libros de politología de mi querido Robert Dahl por los del brillante Roald Dahl y, al hacerlo, me reencontré con el fascinante universo de los cuentos infantiles. En este mundo de fantasía y aventuras, existe a día de hoy una gran variedad de historias que abordaban temas sociales de gran relevancia, como el ecologismo, el racismo, la igualdad de género y muchos más. Para un politólogo allá donde mira, ve política, y muchos de estos temas, sin duda, tienen una fuerte dimensión política, ya que impactan en la vida de las personas y en la organización de la sociedad.

Así que, a pesar de la amplia oferta literaria, noté una ausencia notable de cuentos que se centraran específicamente en la política, los parlamentos y la participación ciudadana. Esta fue la principal motivación que me impulsó a escribir «Lexie, la niña que cambió el mundo«: un cuento infantil que busca acercar el mundo de la política a los más pequeños de una manera divertida y accesible.

¿Por qué la política es importante para los niños?

La política no es solo cosa de adultos. Las decisiones que se toman en los parlamentos o asambleas municipales tienen un impacto directo en la vida de todos los ciudadanos, incluidos los niños.

A través de este cuento, pretendo:

Despertar en los niños el interés por el mundo que los rodea y la importancia de participar activamente en la construcción de un futuro mejor.

Demostrarles que los niños tienen mucho que aportar al mundo y que sus voces deben ser escuchadas.

Introducirlos de manera sencilla y amena a conceptos básicos de la política, como el funcionamiento de los parlamentos, el rol de los representantes electos y la importancia del voto.

«Lexie, la niña que cambió el mundo» no solo es un cuento entretenido, sino también una herramienta valiosa para que los niños comprendan la importancia de la política y su papel como ciudadanos activos.

¡Te animas a comprar este cuento y compartirlo con los más pequeños! Juntos podemos construir un futuro más participativo y democrático, donde las voces de los niños sean escuchadas y valoradas. ➡️COMPRAR AQUÍ🛒

Y colorín colorado, la política se ha acabado

Ahora que vamos despacio, vamos a contar mentiras. La política no es simplemente la continuación de la guerra por otros medios. En su origen, la política, tal como la concibieron los primeros pensadores como Aristóteles, tenía como objetivo alcanzar la felicidad pública, la felicidad de la polis, la ciudad. Sin este bienestar colectivo, la felicidad privada carece de un fundamento sólido. En un mundo donde la política parece haber perdido su brújula moral, es crucial recordar su verdadero propósito (aunque nadie se lo crea) crear condiciones que permitan a todos los ciudadanos buscar y alcanzar la felicidad en comunidad.

La política no es un juego. Mentira número dos. En la actualidad la brega parlamentaria parece más bien un juego. El grado de polarización que se está dando confirman que la política ha sido secuestrada y han convertido esta en un juego de suma cero.

Y ya que hablamos de juego y el 28 de mayo celebramos el Día Internacional del Juego, traigo una propuesta: ¿por qué no dar más cabida en nuestro sistema y contar con los verdaderos expertos en juego? Los niños y las niñas. Están entre nosotros, viven en el mismo planeta, del cual, por cierto, deberán bregar con serios problemas que no han generado ellos.

Me agarro a la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, que reconoce el derecho al juego y también dice que «los niños tienen derecho a expresar su opinión cada vez que se toman decisiones que les afectan».

O los políticos profesionales dejan de jugar con fango y barro, de poner piedras en el camino, de insultarse y del «y tú más», y cumplen con sus deberes, o mejor dar paso a los profesionales del slime. ¿Qué podríamos perder?

Aunque recientemente, el Observatorio del Juego alertó sobre una tendencia preocupante: los niños y niñas cada vez juegan menos. La sobrecarga de deberes, las actividades extraescolares y la falta de espacios seguros para el juego están privando a la infancia de esta actividad esencial para su desarrollo y felicidad.

Vaya dilema, ¿dónde está el juego, dónde hay más pelea y brega a día de hoy?, ¿en el patio escolar o en el arenero político?

Sea como fuere, tengo claro que en el diseño de políticas sociales, especialmente en lo que respecta a la infancia, se ha fallado en escuchar la voz de los principales involucrados: los propios niños y niñas. Los gobiernos y administraciones han actuado sin tener en cuenta las necesidades y opiniones de la infancia.

Lo tengo estudiado y comprobado, desde hace años que me ha interesado la percepción que tienen los niños y niñas de la política y la democracia en Baleares, y quedé sorprendido por la claridad y originalidad de sus propuestas. En www.minipolitica.eu, puede verse cómo en muchas ocasiones, las ideas de la infancia superan en creatividad y diversidad a las propuestas de los técnicos . Los niños y niñas ofrecen soluciones inclusivas e interseccionales, que abordan problemas colectivos de manera innovadora.

La política es solo cosa de adultos. Tercera y última mentira de hoy. Esta semana presentamos «Lexie, la niña que cambió el mundo«, un cuento infantil para hacer una enmienda a la totalidad sobre este tema, los invito a leerlo y descubrir cómo los niños y niñas pueden inspirar cambios significativos en nuestra sociedad.

Artículo publicado en Diario de Mallorca 25-05-2024