Imagina por un momento que estás en una fiesta de cumpleaños infantil: globos, risas, pastel… Ahora piensa que de cada cuatro niños presentes, uno vive en riesgo de pobreza. Impactante, ¿verdad? Pues esta no es una exageración, sino la cruda realidad de España en 2024.
Según un informe reciente, nuestro país ostenta un título que nadie querría: el de campeones de la Unión Europea en pobreza infantil. El dato que nos deja perplejos es que el 28% de nuestros niños vive bajo el umbral de la pobreza.
Pero, ¿qué significa realmente crecer en la pobreza? Hablamos de niños que tal vez no puedan permitirse una alimentación adecuada, que pasen los inviernos en hogares sin calefacción o que no tengan un lugar tranquilo para estudiar. Estos problemas no solo afectan su presente, sino que comprometen su futuro.
Y si a esto le añadimos factores como tener padres inmigrantes o pertenecer a la comunidad gitana, las probabilidades de exclusión se disparan. En estos casos, el riesgo de vivir en la cuerda floja de la pobreza se duplica.
Por si fuera poco, a esta realidad económica se suma otra crisis: la de la salud mental entre nuestros jóvenes. El informe arroja un dato estremecedor: el suicidio es ya la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 19 años en la UE.
¿No crees que es hora de que este tema esté en la primera página de nuestra agenda política?
Así que, queridos lectores, la próxima vez que oigamos a un político hablar del «futuro de nuestros hijos», preguntemos: ¿realmente está haciendo algo para cambiar estas cifras? Porque, siendo sinceros, con estos datos , parece que estamos construyendo ese futuro sobre arenas movedizas.
Y tú, ¿qué opinas? ¿Cómo crees que podríamos darle la vuelta a esta situación? Porque, al final, el futuro de la infancia es el futuro de todos nosotros.