Hablemos de la Paz (y desgraciadamente también de la guerra)

Recuerdo una asignatura que cursé, se llamaba «Políticas para la paz» del profesor Pascolini en la facultad de Políticas de Padua. No me gustó nada. Quedé algo asustado, pues lección tras  lección, el profesor se dedicaba a hacer un repaso de manera apasionada y exhaustiva de todas las guerras y toda la tecnología desarrollada por los hombres para matar a hombres. Si quieres paz, prepárate para la guerra. Ésta sería la conclusión a la que imagino quería hacernos llegar.

Durante estos días ante la injustficadísima invasión y agresión de Putin hacia el pueblo ucraniano me ha venido a la cabeza alguna de esas lecciones de ese viejo profesor, un físico nuclear que tuve la suerte de conocer en la facultad de aquella entrañable ciudad italiana.

«La guerra es la continuación de la política por otros medios” decía Carl von Clausewitz y no puedo estar más en contra de esta afirmación. La guerra surge no como continuación de la política sino mas bien porque ésta ha fracasado estrepitosamente en su más pura esencia de resolución de conflictos. La guerra es la negación de la política y ya sabemos que nos conduce a ninguna parte. La política en cambio debe apuntar siempre, para ser útil, hacia un horizonte de solución.

Dicho esto, ahora más que nunca con los niños debemos hablar de la paz, de su valor y significado. La Paz es algo más que la ausencia de guerra, es un estado en el que los seres humanos nos reconocemos de tú a tú con igualdad y decidimos resolver los conflictos (ya que siempre los hay y los habrá) sin hacer uso de ningún tipo de fuerza o violencia.

Debemos hablar más de Paz y democracia en las escuelas, dentro de las casas y no sólo cuando la echamos de menos. Es necesario contarles (con cierta tristeza) que existen aun hoy muchas guerras en nuestro mundo. Con datos en la mano, a 31 de diciembre del pasado año había 66 guerras activas en el mundo que ya han causado miles de muertos por no hablar de otros daños que también causa la guerra.

La historia debe servirnos para aprender del pasado, de lo bueno y también recordar de lo que hemos sido capaces los humanos.

Hace unos años Steven Pinker, un psicólogo canadiense junto a otros académicos hizo famoso un estudio que ahora he encontrado muy gráfico donde defendía que el mundo hoy era menos hostil que nunca.

Poco después John Arquila en un artículo de Foreign Policy, The Big Kill, quiso ir más allá y sumar otros datos como las muertes provocadas por daños paralelos o co-laterales a la guerra. Así lo que resulta es que éstas han sido mucho más altas a lo largo de los últimos años.

Por tanto, esta segunda hipótesis que mira las consecuencia de las guerras de una manera más amplia parecería ser más válida y más aún a la vista de la nueva guerra en Ucrania que en estos momentos además de los cientos de muertos está obligando a huir de los suyos propio país a más de un millón de personas según datos de las Naciones Unidas.

La guerra no está en declive. Como dijo el vicepresidente de la Comisión Europea, las fuerzas del mal viven entre nosotros, la guerra permanece con nosotros. De hecho, parece que podemos estar ante una nueva fase negra de la historia de la humanidad en la que a pesar de gritar y reivindicar la Paz seguiremos teniendo dolor, horror y violencia. Hablemos más de la Paz pero hagámoslo mientras tanto, sin olvidar la guerra como lo hacía mi profesor.

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