Uno de mis lugares mágicos

Hay lugares mágicos en todas las ciudades, lugares sagrados que no son templos pero casi.

Son lugares donde tienen cabida grandes y pequeños. Hasta incluso pobres y princesas. Estos sitios tienen en común un olor familiar, tan agradable y al mismo tiempo difícil de describir entre chocolate y café. De los que estoy hablando, son lugares que a uno personalmente le gustaría fueran secretos para disfrutar uno mismo. Podrían ser como un segundo hogar, donde se entra por una especie de puerta secreta o una cueva al más puro estilo Batman.

En estos sitios, todo está escrito y al mismo tiempo también por escribir. Es donde uno puede desaparecer y elevarse hasta el infinito o más allá.

Como ya os habréis podido imaginar, uno de esos lugares para mi (y ahora también para mis hijos) son las bibliotecas públicas.

En nuestra Ciudad, no todos los barrios tienen una biblioteca como tampoco todas las escuelas tienen una.

Ahora se trabaja mucho por proyectos y esto se ha asimilado como trabajar sin libros. Yo creo es un error, en todo caso serán los alumnos quienes no emplean en teoría «tantos libros» para alcanzar unos objetivos o conocimientos, pero no es del todo correcto decir «sin libros». Nada que decir sobre el aspecto metodológico, pero un solo libro, una sola lectura puede provocar incluso emprender el más largo y difícil de los viajes, o un proyecto tan grande como construir una catedral o una nueva Ciudad.

Después tenemos en el otro extremo cursos con casi más asignaturas que libros. Y, esto no ayuda demasiado a la hora de aprender en un sentido más holístico. Ya hay Comunidades que han decidido replantearse tan elevado número de asignaturas a cursar en un determinado ciclo, veremos si esto ayuda.

Sea como sea, no quiero perder el hilo, esto iba de libros y lugares mágicos como nuestras bibliotecas, ¡las públicas, las de todos! Las tenemos que reivindicar y también cuidar.
Mañana, día 24 de octubre se celebra el día de las bibliotecas. Que mejor momento para acercarse a ellas, tomar prestado un libro o descubrir las múltiples actividades que realizan.

La nota curiosa, es que se eligió el 24 de octubre en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca Nacional y Universitaria de Bosnia y Herzegovina, llamada también Vijećnica, que significa ayuntamiento, por ser la primera función que cumplió aquel edificio, fue incendiada una noche de verano de 1992 durante la guerra de los Balcanes y todo su patrimonio fue reducido a cenizas. Que esta historia tan triste no se repita más que en los libro de historia.

Para terminar, aquí una pieza del violonchelista croata Hauser, con la Orquesta Filarmónica de Zagreb.

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