Juguemos con la ciudad

Hace unos días publiqué un artículo sobre el derecho al juego que me aportó feedbacks muy muy interesantes. Algunos, de expertos en la materia que me reconocían que efectivamente este importante derecho estaba siendo atropellado, cuando menos olvidado. Sin lugar a dudas era señal de que habíamos tocado algún nervio, así que sigamos.

¿Qué pasa con el derecho al juego, del que no se habla casi nunca, ni figura en las agendas políticas? Será que los adultos ya casi nunca jugamos y por eso le restamos importancia. Si preguntásemos a un político de un gobierno local cualquiera, qué ha hecho su consistorio para garantizar este derecho, ya les avanzo yo, que la respuesta no sería tan sencilla como si por ejemplo le interpelásemos sobre otros derechos como pueden ser la educación, la movilidad o la vivienda.

¿Qué pasa entonces con el derecho al juego? ¿Cómo encaja en las ciudades y en los espacios públicos este importantísimo derecho para el desarrollo de los más pequeños? Recordemos que el juego no sólo les empuja a descubrir, manipular, observar e interpretar el mundo que nos rodea, sino que también puede ser útil para transformarlo y mejorarlo.

¿Fomentan nuestros ayuntamientos el derecho al juego?

Para intentar obtener alguna respuesta uno puede ponerse a contar cuántos parques tiene Palma, o su municipio acudiendo por ejemplo a datos abiertos de Open Street Maps. En el caso de mi ciudad (Palma) comprobaremos que estamos en el vagón de cola.

Tal vez, también sea una buena idea acudir dinero público, esto es al presupuesto que dedica anualmente nuestro ayuntamiento a parques y jardines. En este caso en la siguiente tabla podemos ver cuánto se destina por habitante a esta área en los municipios de más de 5.000 habitanes de las Baleares. Datos de 2018.

I si nos fijamos en el top 25 de municipios de toda España que tengan más de 100.000 habitantes:

Despesa en Parcs i Jardins. Font Ministerio de Economía y Hacienda 2018. El·laboració pròpia

Ahora bien, deteniéndonos sólo en estos datos, estaríamos errando el tiro, pues para entender el derecho a jugar de verdad, no podemos limitarlo sólo a los parques infantiles.

Como bien definió el pedagogo e investigador que lleva años siendo referente en estos temas, el italiano Francesco Tonucci, el mejor lugar para jugar en la ciudad, es la ciudad en su conjunto. ¿Y quién les protegerá? Nuevamente, la ciudad es la respuesta correcta.

Los niños y niñas necesitan jugar a diario, y necesitan hacerlo con otros niños en lugares fuera de las casas. Para ello, la ciudad debe ser más segura. No en vano se dice que una ciudad más segura para los niños es una ciudad mejor para todos.

Llegados a este punto, cabe preguntarse aun si es Palma una ciudad jugable. Los niños y niñas son los últimos en quienes se piensa en el momento de diseñar los espacios públicos (que no sean los parques infantiles). Pasa como con casi toda la política social para la infancia, que se diseña sin tener en cuenta la voz de sus destinatarios. Gran error, pues son ciudadanos también y reclaman (sin voz) su lugar en la ciudad.

Para avanzar, hay que hacer básicamente dos cosas: primero escucharlos, darles protagonismo. Su opinión cuenta también y por eso en mi ciudad, estamos de enhorabuena, desde hace poco más de un año Palma fue declarada por UNICEF “Ciudad amiga de la infancia” y este es un paso en la buena dirección para empezar a articular su participación en la esfera pública.

En segundo lugar, una vez escuchados, tan solo queda hacer efectiva la participación y esto significa hacer caso a sus propuestas.

Está demostrado que sus propuestas pueden aportar soluciones originales y alternativas a problemas colectivos de la ciudad -que no han generado ellos-. Es más, algunas de sus ideas superan con nota las propuestas que realizan los propios técnicos en sus respectivas áreas. Los niños hacen propuestas muy inclusivas, interseccionales, esto es para todos los ciudadanos, espacios que promueven mucho más intercambio y conexión de la que resulta de diseñar un parque infantil vallado de 50m2 con el mítico columpio y tobogán o una zona de gimnasia apta sólo para mayores.

Vamos con retraso. Hay lugares en el mundo que nos llevan muchos años de ventaja. Sus exitosas experiencias deberían animar a los políticos y administraciones a fomentar la participación infantil.

Pese a que cualquier día debería serlo, el pasado día 28 de mayo se celebró el Día Internacional del Juego y hay muchos motivos para tomarse en serio este asunto y hacer de Palma una ciudad más jugable. Para ello, hay que estar dispuestos a creer y co-crear con los niños, pero muy especialmente a jugar con ellos y la ciudad. Sabiendo que, el juego es muy poderoso y que una vez se empieza a jugar y se disfruta puede resultar difícil parar. ¿Jugamos?

Una respuesta a «Juguemos con la ciudad»

  1. Muy bien Toni. Te felicito por tu estudio y pir todo el trabajo que ha conllevado realizarlo. Está claro que una sociedad que escucha a los más pequeños es una sociedad más madura e inclusiva. Palma está avanzando por el buen camino y seguro que pronto se verán resultados muy oisitivos en este campo.

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