Ayer participé como guía dentro del movimiento Jane’s Walk Palma. Fue una experiencia Muy enriquecedora y divertida. Preparé un recorrido por varios parques de la ciudad y como ésta, intenta encajar como puede el derecho al juego que tienen reconocido los niños dentro del artículo 31 de la Convención del Niño de las Naciones Unidas. Un paseo al más puro estilo peripatético para intentar encontrar la respuesta a si más allá de las zonas tradicionales y cerradas de parques infantiles es posible crear espacios públicos, permanentes, destinados a juego y la convivencia, a partir de los niños, pero en realidad destinatarios al conjunto de la ciudadanía.
Jugar no debe una cosa que esté lejos de casa. Por eso en la segunda parte quise hablar de la autonomía de los niños y su movilidad. Sin lugar a dudas incrementar su movilidad es el reto del futuro. En este punto les hice un quizz para sacar el debate algunas cifras sobre la autonomía y movilidad de los niños en España comparados con Reino Unido o Alemania. Menos de un 40% de los asistentes acertó. Si quieres intentarlo, lo puedes hacer aquí
Acabamos «a lo grande» en el parque de los parques, tal vez el más costoso de la historia del urbanismo infantil: el Parque de la Riera con el mega-castillo De Santos. 1,6 M € para comprobar cómo los niños no necesitan tanto para poder fomentar su creatividad, imaginación, socializarse con otros niños … Esto es, jugar.
El paseo terminó con un repaso a cosas que se podrían mejorar si incorporásemos la perspectiva de los niños y si co-creamos con ellos. Ejemplos en otros lugares nos deben servir para confirmar que las propuestas de los niños deberían ser tenidas en cuenta pues son muy inclusivas, sensibles, respetuosas y, proponen mucha diversión al tiempo que intercambio y conexión.